Históricamente, las mujeres nacidas en culturas patriarcales, como las de corte judeo/cristiana, nos dice Marroquín (2007: 152) han sido despojadas de su capacidad de gestión religiosa, salvo en actividades secundarias, las mujeres se tuvieron que conformar con el rol de consumidora de bienes sobrenaturales, no obstante, constituir el grueso de la feligresía clientelar. A lo más se les permiten actividades secundarias, tales como la catequesis, que es parte de la socialización primaria de los niños y niñas ejercida en el hogar. Esta función introyecta los valores y las conductas sociales, por lo que de ellas depende la transmisión de la fe misma.
El caso del curanderismo, ha sido una de las áreas donde muchas mujeres se han refugiado, procurando tener su radio de influencia social, esto como resultado de los descontentos por parte de los sectores tradicionales, sobre todo del clero católico.
La entidad oaxaqueña, según el censo XII de población y vivienda de 2000, registra 813 personas de 12 y más años ocupadas en actividades religiosas; de éstas, poco más de la mitad se ubican dentro de la religión protestante o evangélica (433 personas), así también, de las que trabajan en instituciones católicas se registran 340 ocupados.
Sólo en estos dos tipos de variantes religiosas se concentra 95.1% de la población que trabaja en actividades religiosas en el estado. Resulta evidente que las actividades religiosas las ejercen mayormente la población masculina. Al respecto habrá que aclarar que generalmente se paga o reconocen las labores de varones debido a que la estructura socio-religiosa en la cual se erige el cristianismo suele ser patriarcal, esto quiere decir que los que imponen el orden, así como la participación al interior de las labores en una iglesia o templo (espacio sagrado), son hombres, argumentando la presente situación con textos sagrados como la Biblia, considerando en muchas ocasiones a las mujeres en un plano secundario y hasta terciario (puede ser mas importante un hijo y no una hija).
Las sociedades religiosas identificadas con el pensamiento protestante o evangélico, según el presente censo, ocupan más a la población masculina; de las 433 personas, 88.9% son hombres y únicamente 11.1% mujeres, en la católica se observa una participación mayor de población femenina para sus actividades religiosas; de los 340 católicos ocupados, 70% corresponde a ellos y 30% a ellas. En el ámbito nacional, también la religión católica y así como algunas evangélicas registran un mayor número de personas ocupadas en prestar sus servicios a estas instituciones, con cifras de 12 435 y 12 420, respectivamente, de un total de 25 176 ocupados.
Los sesgos que se pueden presentar con la información hasta ahora expuesta, son muchos. Resulta un hecho innegable que las sociedades religiosas cristianas mexicanas y oaxaqueñas (en todas sus variantes) laboran de manera más activa las mujeres, al mismo tiempo y de manera regular, las mismas no cuentan con un salario determinado y su reconocimiento social se minimiza, argumentando tanto ellas como los dirigentes de alto rango (que en su mayoría suelen ser hombres) que la labor consagrada a Dios es un deber y por ende no hay necesidad de que se les pague por ello. Desde las que acomodan las flores como ornamentación del templo o iglesia, hasta las maestras de las escuelas dominicales, las mujeres participan de manera muy activa, no sólo el día de la misa o servicio religioso, sino durante toda la semana, evangelizando, preparando los alimentos y ropa de los esposos e hijas o hijos.
El sistema laboral al interior de una iglesia, sin importar mucho en el tipo, tiene una lógica que difiere a la común o normatizada, o sea, el pago no suele ser en el aspecto económico, si no que se encuentra perfilado a aspectos de carácter simbólico. En este sentido, la paga se convierte en reconocimientos sociales, tales como las felicitaciones públicas, el hecho de que las y los sugieran como ejemplos a seguir, los y las tomen en cuenta para la organización de eventos y aspectos referentes a la iglesia o templo al que pertenezcan. También se encuentra el pago de carácter espiritual. Aunque se insinúa que la labor, la que se tenga que hacer, tanto dentro y fuera de la iglesia, debe hacerse pensando para Dios, sin pensar que se recibirá algo a cambio, se puede notar que existe una cierta necesidad por ser reconocidos ante su Dios.
Marroquin (2007: 150) nos argumenta, que para el caso católico oaxaqueño, la ausencia de sacerdotes y la apertura por parte de algunas figuras religiosas, se llegaron a crear equipos de religiosas que se hicieran cargo de ciertas parroquias, en la cuales bautizan, casan, comentan "la Palabra", reparte la eucaristía y practican la "cura de almas" (sin dar la absolución). El mismo autor, expresa su admiración al respecto de ellas, impresionándole los recorridos que efectuaban ellas en las montañas, la promoción de cooperativas, talleres, cargando a cuestas carencias y conflictos con sus mismos institutos religiosos y hasta con el mismo clero, receloso de sus atribuciones así como de sus logros.
Los conflictos no se hicieron esperar, la incursión por parte de las mujeres a los terrenos identificados tradicionalmente para los varones, levantaron revuelo en varias regiones de Oaxaca. Pese a ello, el trabajo religioso, ha servido, para algunos casos, de catapulta política, aspecto presentado en Sola de Vega (sierra sur de Oaxaca), donde la influencia de las catequistas fue decisiva para que un grupo político independiente postulara a una mujer como su candidata (Marroquín, 2007: 151).
3.6.8 Estudios y referencias sobre "lo sagrado"
Mircea Eliade (1981) decía que "El hombre entra en conocimiento de lo sagrado porque se manifiesta, porque se muestra como algo diferente por completo de lo profano. Para denominar el acto de esa manifestación de lo sagrado hemos propuesto el término de hierofanía, que es cómodo, puesto que no implica ninguna precisión suplementaria: no expresa más que lo que está implícito en su contenido etimológico, es decir, que algo sagrado se nos muestra. Podría decirse que la historia de las religiones, de las más primitivas a las más elaboradas, está constituida por una acumulación de hierofanías, por las manifestaciones de las realidades sacras. De la hierofanía más elemental (por ejemplo, la manifestación de lo sagrado en un objeto cualquiera, una piedra o un árbol) hasta la hierofanía suprema, que es, para un cristiano, la encarnación de Dios en Jesucristo, no existe solución de continuidad. Se trata siempre del mismo acto misterioso: la manifestación de algo «completamente diferente», de una realidad que no pertenece a nuestro mundo, en objetos que forman parte integrante de nuestro mundo «natural», «profano»".
Esto nos hereda diversos problemas retos, tanto metodológicos, así como teóricos al abordar estudios donde se procura hallar lo que resulta ser sagrado para las culturas, ya que al intentar determinar lo que se considera como "sagrado", entramos al complejo enramado de las subjetividades.
Lo sagrado, también entendido para muchos casos como aquello que era venerado hace mas de 3000 años por las culturas mesoamericanas ha sido abordado en territorio oaxaqueño, desde las disciplinas ya clásicas, tales como la etnología, lingüística, antropología, etnohistoria, historia, por mencionar algunas.
Un ejemplo al respecto, puede ser el efectuado por Cecilia Rossell y María de los Ángeles Ojeda Díaz, quienes publicaron un texto titulado: Las mujeres y sus diosas en los códices prehispánicos de Oaxaca (2003). El tema de este libro versa sobre los papeles que desempeñaron las mujeres y la forma en que se les concebía dentro de la civilización mesoamericana, específicamente en el área de la mixteca alta de Oaxaca. Temporalidad: del siglo IX al XVI de nuestra era. En este libro, podemos encontrar la peculiaridad de la utilización de dos perspectivas: el estudio de lo sagrado y el enfoque de género. Hasta el momento, es el único texto que he podido hallar, donde se fusiona el binomio, lo sagrado y el género en Oaxaca.
Siguiendo la línea sobre los estudios de lo sagrado, contamos con los documentos de Víctor de la Cruz, quien diserta sobre los cambios religiosos en Monte Albán a fines del período clásico, así mismo, contamos con el escrito de Roberto Zárate Morán, que presenta un estudio sobre símbolos prehispánicos y ritos contemporáneos de creación y nacimiento en el sur del Istmo de Tehuantepec. Ambas investigaciones se encuentran incluidas en el texto titulado Estructuras políticas en el Oaxaca antiguo, editado por Nelly Robles García para el año de 2004. Por supuesto que no hay descripción o análisis de la situación de las mujeres en estos escritos.
Dones, dueños y santos, ensayo sobre religiones en Oaxaca, de Alicia M. Barabas (2006), rescata aspectos referentes a la importancia de reflexionar para el caso oaxaqueño, sobre la etnoterritorialidad, entendida esta última por la autora, como la concreción histórica del lugar, enfatizando sus reflexiones sobre los retos de construir un espacio y hacerlo humano/social. Resulta necesario para dicha empresa, tomar en cuenta la mitología y las prácticas rituales, como categorías centrales para analizar la construcción cultural de etnoterritorios sagrados. Por ende la pesquisa de Barabas, privilegia la apropiación sagrada del etnoterritorio. La misma autora, incluye en sus análisis algunos municipios que se encuentran dentro de la demarcación de la Sierra Sur de Oaxaca . Al mismo tiempo, nos muestra la proliferación de nuevas sociedades religiosas en el campo social de las comunidades, aspecto, que como ya hemos comentado, provoca tensión y conflictos sociales en los estilos de vida, que aun cuentan con resabios mesoamericanos.
Pese a resultar de mi interés las propuestas tanto teóricas como metodológicas de la obra de Alicia Barabas, para el caso de Miahuatlán de Porfirio Díaz, me resultó poco viable de aplicar. La presencia indígena, como ya se explicará más a detalle en el capítulo cinco, es prácticamente nula. De todas formas la referencia es obligatoria para plantear aquí, mi estado del arte, siendo importante comentar que es de los pocos trabajos que pude encontrar, donde se atreven a tocar localidades carentes de de estudios antropológicos, en la misma Sierra Sur.
3.6.9 Sobre la religión o ¿sobre el catolicismo?
A pesar de la reciente proliferación de sociedades religiosas no católicas en tierras mexicanas, la influencia de más de un 80% de ciudadanos católicos, se ven reflejadas en los mismos escritos o investigaciones al respecto de la religión. La palabra religión se encuentra ligada a ritos e ideas emparejadas a la cultura judeocristiana, que si bien es cierto que nace en la zona geográfica que hoy es llamada Medio Oriente, ubicada dentro del continente asiático, durante la decadencia del imperio romano, se occidentaliza, situación que da como resultado un proceso de transculturación, que enriquece a la misma, muta, se reinventa y adapta según las exigencias del entorno donde se asienta. Esto último se conoce también como sincretismo, ahora también denominado hibridación cultural.
Los procesos sincréticos en Oaxaca, han sido ampliamente estudiados por Enrique Marroquín. Un ejemplo significativo al respecto, es la obra titulada: La cruz Mesiánica (1989), que es el resultado de una investigación efectuada para aproximarse a la compresión de las dinámicas sincréticas dentro del catolicismo indígena. Con una línea similar, también podemos citar El regreso de los dioses (2004), titulo del libro de Marcello Carmagnani, persigue un sendero dentro de la utilización de la religión, que se fusiona con el culto (s) a lo sagrado en terreno oaxaqueño, con la finalidad de reconstituir la identidad étnica durante los siglos XVII y XVIII. Las mujeres, en ambos casos, están ausentes.
3.6.10 ¿Persecución religiosa en Oaxaca?
La problemática de la intolerancia religiosa ha sido abordada en el Estado de Oaxaca por Enrique Marroquín, quien para 1995, coordinó el libro: ¿Persecución religiosa en Oaxaca? En el mismo participaron Artemia Fabre, Alfredo Ramírez, Olga montes y el mismo Marroquín. El Estado de Oaxaca según nos cuenta Marroquín empezó a registrar los conflictos religiosos desde 1976 y diez años más tarde, organizó el Departamento de Cultos y Asuntos Religiosos, adscrito a la Dirección Jurídica y de Gobierno, que funcionó como tal hasta marzo de 1993 (1995, 20). La documentación concentrada en el departamento mencionado, sirvió a los autores para estructurar en gran medida, el trabajo presentado en el texto.
En la misma perspectiva, podríamos mencionar, del mismo autor el libro titulado: El botín sagrado, la dinámica religiosa en Oaxaca (1992), documento que nos muestra los conflictos y tensiones al interior de la iglesia católica en tierras oaxaqueñas. La lucha aquí planteada, se manifiesta en un mundo masculino, una batalla de hombres, contra hombres, donde la mujer, una vez más, está ausente.
3.6.11 Estudios de caso
Marroquín, para el año de 1997, publica un análisis sociométrico a partir de una encuesta que busca hurgar en torno a las orientaciones espirituales de los oaxaqueños, así como sus prácticas religiosas. En este rubro, existe el trabajo por parte de Alicia Barabas: Utopías Indias, Movimientos sociorreligiosos en México (2002), libro con algunos estudios de caso donde se expone los movimientos sociorreligiosos por parte de grupos indígenas en períodos posteriores a la conquista en diversas regiones del Estado de Oaxaca. El fuego de la inobediencia, Autonomía y rebelión india en el obispado de Oaxaca (1996), libro coordinado por Héctor Díaz Polanco, se encuentra en lineamientos símiles.
3.6.12 La novela histórica
Con las naguas alzadas (2002), de Manuel Esparza, documento que nos transporta por la historia clerical de Oaxaca. Esta investigación es apoyada por fuentes de estudio resguardadas en diversos archivos eclesiásticos, obra rica no sólo en lo literario, si no en lo historiográfico, resulta un referente obligado para entender la vida privada de los religiosos católicos de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Este libro resulta ser atinado en medio de un clima donde la vida sexual del clero está más ventilada que nunca.
Al respecto, podemos expresar la duda sobre la factibilidad de la literatura como herramienta de interpretación sociohistórica o antropológica. El debate, planteado de manera más clara por el positivismo del siglo XIX, donde se exige la cientificidad de los documentos para trazar veracidad al respecto de los hechos históricos, no deja de ensombrecer la posibilidad de apoyarse de los manuscritos con basados en este estilo.
Al respecto de los personajes que participan en la presente novela, suelen ser, al menos los protagonistas, hombres. Las fuentes en las cuales se apoya el autor, condicionan el surgimiento hegemónico sobre los actores de esta obra. No es un secreto, que la mujer, en este sentido, resulta ser una actriz social ausente. Si son planteadas por el autor, se hace en el sentido, de un elemento aditivo al hombre (como familia, religiosa, etc).
3.6.13 Lo biográfico
Para muestra dos botones, por una parte uno estudio a cerca de la correspondencia privada de Eulogio Gillow (2004), primer arzobispo de Oaxaca, hombre con gran poderío e influencia, no sólo en lo religioso, sino en lo social, político y económico de alcances internacionales. Por otro lado, contamos con la biografía del doctor José de San Martín, Clero y política en Oaxaca (1996), de Ana Carolina Ibarra. El texto nos permite dilucidar sobre los problemas encarados por la élite novohispana en el tránsito de la colonia a la independencia. Pero ¿y las religiosas? ¿Qué pasó con ellas? ¿No existieron o no han sido visualizadas o tomadas en cuenta por la comunidad académica?
3.6.14 Historiografía eclesiástica
Citaré en este apartado un par de obras de Luís Castañeda Guzmán: Cordilleras eclesiásticas de Oaxaca, 1820-1880 (2002), que contiene 200 comunicados episcopales. Siguiendo la misma propuesta, tenemos el libro titulado: Templo de los príncipes y monasterio de nuestra Señora de los Ángeles (1997), donde su puede apreciar un estudio monográfico acerca de el templo mencionado. El autor nos condensa una amplia información referente a la iglesia católica del siglo XIX.
3.6.15 Estatus de sociedades religiosas no católicas en Oaxaca
Como se habrá notado, a pesar de las variantes o enfoques de investigación en torno a la religión, el tema hegemónico sigue siendo el catolicismo. Aunque estoy conciente de que en este intento de revisión me quedo corto al exponer a todas y cada una de las obras al respecto, mi intención no era brindar un catálogo exacto de los libros u obras sobre el tema de la religión, lo sagrado y anexas, más bien el asunto a tratar era mostrar la constante en las publicaciones en esa línea, y lo que me preocupa, los grandes ausentes: los llamados protestantes o evangélicos, así como sus variantes, mutaciones, etc. La situación de la hegemonía católica en Oaxaca se vuelve un problema, cuando nos percatamos que más de 400 municipios pertenecientes a esta entidad federativa, se rigen bajo el sistema de usos y costumbres, arma que considero de doble filo, ya que por una parte el mismo sistema ayuda a proteger, conservar y continuar con las culturas locales, pero esta el mismo tiempo, resulta intolerante a toda aquella manifestación sociocultural ajena a la oriunda. Debido a esto último, resulta común los casos en torno a la persecución, violencia, y asesinatos en torno a los grupos no católicos, por mencionar un ejemplo.
Desde tiempos de Juárez (1863), los grupos protestantes o evangélicos se hacen más visibles en el país. Las iglesias históricas protestantes según Marroquín (1995), llegan al Estado de Oaxaca desde 1872. La iglesia metodista Episcopal del sur y la Iglesia Presbiteriana son los primeros grupos religiosos no católicos que se anexan a la labor de evangelización del Estado de Oaxaca.
Se efectúa una repartición de la labor misionera, quedándose con la región de Oaxaca la iglesia presbiteriana. En lo que respecta a la iglesia bautista, su labor de evangelización comienza para el año de 1934, siendo en el año 1942, la fecha en que fundan una de sus primeras iglesias en Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca.
3.6.16 Supuestos y notas concluyentes sobre el campo religioso en Oaxaca
En el Estado oaxaqueño, según INEGI para el 2000, las y los católicos representan casi 85% de la población de 5 y más años, los que profesan una religión distinta 10.3% y los que no tienen religión 4 por ciento. Los antecedentes censales muestran casi 99% de población católica hasta 1950; en la segunda mitad del siglo anterior hay una disminución que se intensifica en los últimos 20 años, dentro de estos veinte años, el número de protestantes aumentó 531%. También resulta relevante notar que el porcentaje de protestantes creció desde 1.5% a 7.3% entre 1970 y 1990. El catolicismo al interior del estado muestra distintos escenarios; los tres únicos municipios del país con 100% de población católica se ubican en esta entidad; en casos contrarios, esta iglesia ya no es mayoría en sólo 13 municipios, puesto que el porcentaje es menor de 50; los datos más bajos corresponde a Mixistlán de la Reforma y Santiago Texcalcingo, con 28% y 26.4%, respectivamente . Al respecto habrá que acotar, que la situación sociodemográfica de varios de los municipios de este Estado, tiende a diferir, en contra parte de otros del resto de país. Podemos encontrar municipios conformados por un poco más de 100 habitantes; el sistema de gobierno presumiblemente mesoamericano, conocido como de usos y costumbres, se le permite legalmente, efectuar o proceder con semejantes circunstancias, a eso habrá que anexar las irregularidades geográficas que provocan demasiada dispersión de población, así como las oleadas migratorias hacía otros lugares del país o al extranjero (principalmente a los Estados Unidos de Norteamérica) que dejan como consecuencia pueblos fantasmas.
Por otra parte, cerca de la mitad de las iglesias protestantes históricas son bautistas; su porcentaje es mayor de 10% en 12 municipios. Situación por demás interesante a resaltar, cuando las tendencias sobre la proliferación de iglesias cristianas no católicas suelen pentecostalizarse. El Censo General mexicano de 2000 nos muestra que los pentecostales constituyeron un 31.1% de los grupos cristianos no católicos. De las iglesias evangélicas, la más importante es la pentecostal cuya participación es mayor de 42% en Mixistlán de la Reforma, San Sebastián Río Hondo y San Juan Bautista Tlacoatzintepec; en este último caso, más de la mitad de la población profesa dicha doctrina. Los adventistas del séptimo día son cerca de la mitad de la población de San Juan Ñumí; también destacan por superar 25% en los municipios de Totontepec Villa de Morelos, San Miguel Yotao, San Juan Comaltepec y Santo Domingo Roayaga.
Uno de los factores que han condicionado el crecimiento de las sociedades cristianas de corte pentecostal, es la división constante de estos grupos religiosos. Existe una fragmentación bajo diversas circunstancias o sentir "espiritual". La mayoría de estos grupos argumentan tener una relación muy cercana con su Dios, que él mismo se manifiesta en su vida, sueños, lugares y obviamente reuniones, de manera regular. Es común escuchar a la feligresía pentecostal que Dios les habla en los sueños o reuniones, y que él mismo les indica varios lineamientos de vida, entre ellos, formar una nueva iglesia. Al presentarse este tipo de situaciones, no existen documentos, o instancias que avalen dichos "llamados divinos", aunque para algunos creyentes, con el carisma del pastor, basta y sobra. Son pocos los líderes que estudian o se preparan en el aspecto académico o teológico para su labor, les basta con expresar que: "mientras tengamos al Espíritu Dios en nuestro corazón, bastará para servir a Dios". Este resulta ser el motivo por el cual, podemos hallar numerosas iglesias con este estilo de vida o identidad, aunque al fondo o interior de las mismas, las y los que se congregan sean pocas personas .
Cabe señalar, que las categorizaciones o tipologías propuestas por INEGI, en cuanto a la adscripción religiosa, aunque quizás para ellos sean claras, no suelen tener el mismo resultado en la feligresía. Por ejemplo, para el caso de la iglesia bautista, en charlas informales con Carlos Morales Mendoza, pastor de la Iglesia Bautista El Buen Pastor, ubicada en Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca, me enteré que en lo que a él respecta, habrá que considerar a su tipo de cristianismo o sociedad religiosa, como evangélico y no protestante. Los argumentos son diversos, pero el principal, según él, tiene que ver con tomar en cuenta que las y los bautistas, como sociedad religiosa, no nacen directamente para la época de la reforma protestante efectuada por Martín Lutero para el siglo XVI. Un caso similar y confuso, lo podemos encontrar en la actualidad, con iglesias de corte neopentecostal. Al efectuar investigación etnográfica en Amistad Cristiana A.C., ubicada en Xalapa, Veracruz , me percaté que existía una gran negación por parte de las y los asistentes, sobre aceptar al cristianismo como una religión, argumentando que para el caso de ellos y ellas, era más viable considerarlo como un estilo de vida. Por tal motivo, intuyo que cuando les interroga un encuestador al respecto del tipo de religión que profesa, responden que no tienen. Esta es una de las tendencias, que engrosa la cantidad de personas que actualmente están contabilizadas con la variable sin religión.
Al respecto de las iglesias bautistas y su significativa presencia en el Estado de Oaxaca, resulta importante subrayar parte de su estilo de vida (su historia y otras características sobre la misma, se expondrán en apartados siguientes). Ellos y ellas (creyentes y dirigentes) argumentan que son una iglesia fundamentalista, ampliamente apegada a lo que dice la Biblia. Esta situación a los ojos de las ciencias sociales, puede sonar a estructuras rígidas y verticales, donde a partir de la tradición judía, podemos intuir que nos vamos a encontrar con sociedades eminentemente patriarcales, donde la participación femenina sería casi nula. A esto habrá que anexar la situación contextual del espacio, así como la tradición religiosa oriunda, dividida entre lo mesoamericano (la relación de las mujeres y los hombres con lo sagrado) y lo religioso (catolicismo herencia española, que para el caso oaxaqueño, de la orden dominica). Este contexto dibuja otros ambientes delicados, tales como la intolerancia religiosa.
A propósito de los problemas derivados de la intolerancia y persecución religiosa, Enrique Marroquín (2007), aborda la temática sobre El conflicto religioso en Oaxaca 1976-1992. Uno de los aportes más importantes de la obra, resulta ser el diseño y propuesta de una metodología para abordar la problemática. La elaboración de una teoría acerca del conflicto religioso, así como las preocupaciones epistémicas referentes a la realidad indígena del Estado oaxaqueño, son el plus que Marroquin nos alcanza a heredar en su libro. Los conflictos, nos dice el autor, no deben verse necesariamente como una "falla", en muchas ocasiones, bien pueden ser notados como una posibilidad de reconfigurar las dinámicas sociopolíticas de una comunidad, la aspiración a la pluralidad, entre otros puntos. Enrique Marroquin nos confirma, que los gobiernos regidos por usos y costumbres, son sinónimo de catolicismo, aspectos que se posiciona en los campos sociales y religiosos, por la disputa de la feligresía, el orden, pero sobre todo el ejercicio del poder, que en muchos casos languidece al paso de los años.
La CNDH ha señalado de manera insistente que aun cuando no se tiene un registro completo de los casos de intolerancia religiosa, hay claras evidencias que demuestran la existencia de focos rojos, cuyas manifestaciones más violentas se presentan fundamentalmente en los estados de Chiapas, Oaxaca y Guerrero, diagnóstico que coincide con el presentado por La Voz de los Mártires, según señaló Óscar Moha Vargas, representante en México de dicha organización . Entonces aquí nos surge la interrogante medular de esta investigación, ¿qué orilla o incita a las mujeres a pertenecer a una sociedad religiosa con estas características, en medio de un campo social y religioso con los aspectos descritos?
Por otra parte, la carencia sobre los documentos que expresen la presencia de grupos religiosos no católicos en Oaxaca, han hecho que prolifere, al igual que muchas partes de México, indiferencia, el sentimiento de rechazo y marginación, aspecto tan característico de países donde la nacionalidad y los regionalismos se construyen a partir de la identificación católica.
Ante esta situación, surgen más pendientes que exigen citar una historia de amplio espectro, integral y que procure, en la medida de lo posible, involucrar y ceder el micrófono a las y los pertinentes del caso en cuestión. Este último puede ser el inicio de un edificio que pretendería construir la tolerancia y el respeto a quien decide ejercer su fe de una forma diferente.
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